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miércoles, 16 de mayo de 2012

LA TRATA DE MUJERES EN EL NOROESTE ARGENTINO

Cómo funcionaba la red de trata de mujeres más pesada del noroeste

Por SIBILA CAMPS

Lo reveló un ex comisario en un testimonio clave. Tres grupos de Tucumán vendían adolescentes a prostíbulos de La Rioja, donde fue vista Marita. Tenían conexiones con Catamarca, Río Hondo, Bahía Blanca, Río Gallegos y España. Contaba con fuerte complicidad policial.

 

12/05/12 - 16:53
Nueve ciudades de cinco provincias. Diez prostíbulos localizados. Tres grupos que trafican –o sea, también venden– mujeres, en especial menores de edad. En total, 46 personas identificadas, de las cuales 44 serían sospechosas de haber cometido delitos. De ellas, siete eran o siguen siendo funcionarios públicos; seis son policías. Esta es la red de trata que describió el ex jefe de Inteligencia de la Policía de Tucumán, Miguel Ángel Chuchuy Linares, en sus declaraciones judiciales de diciembre de 2003, y que el jueves pasado ratificó en un todo durante el juicio por Marita Verón, e incluso amplió. "La red de Irma Medina era la más importante del noroeste", afirmó.

El ex comisario mayor –quien deberá enfrentar un juicio, el año próximo, por delitos de lesa humanidad– estuvo al frente de la causa entre mayo y octubre de 2003, en tanto titular de la Dirección de Inteligencia Criminal de la Policía de Tucumán (conocida por su antiguo nombre, D2). Detuvo a varios de los acusados que están ahora en el banquillo, y a otros sospechosos que quedaron fuera de este juicio. Y si bien entonces se negaron a declarar, algunas aceptaron hacerlo como testigos en otra causa.

Fue a raíz de denuncias de la Fundación Adoptar, sobre prostitución de menores, que terminaron desestimadas por la Policía y por la Justicia. Pero antes de ese resultado, Chuchuy Linares pidió información a las riojanas Irma "Liliana" Medina, Azucena "Claudia" Márquez y Paola Ceballos. Esta última, mujer de Fernando "Chenga" Gómez, no está siendo juzgada por el secuestro y prostitución de Marita Verón; pero en la actualidad se halla detenida en una causa por drogas, al igual que su suegra, Medina.

Lo que le contaron las tres mujeres al ex comisario muestra una trama bien estructurada, con contactos aceitados y con la imprescindible red de complicidades policial y política. Para describirla, a esta cronista se le plantea un problema con los tiempos verbales: como sólo 7 de los 44 posibles sospechosos están sentados en el banquillo, y el resto no ha enfrentado nunca un juicio por explotación sexual, no es posible saber si ahora, nueve años después, continúan cometiendo esos probables delitos; y si esos prostíbulos han cambiado de nombre y/o de rubro; si tienen nuevos dueños o son simplemente testaferros de los anteriores.

Según lo investigado por Chuchuy Linares, el tráfico de mujeres con fines de prostitución desde Tucumán se concretaba –al menos en 2003– con tres grupos de "operadores". Uno habría sido manejado por Daniela Milhein (acusada en el caso Verón) y una tal Carla, quienes llevaban a menores de edad "con documentación trucha", para venderlas en burdeles de La Rioja. En la casa de Milhein fueron vistos su marido, Alejandro González (también acusado), su madre, su padre, su hermano Pablo y sus hermanas, quienes podrían al menos haber estado en conocimiento de esa actividad ilícita.

Un segundo grupo habría sido liderado por Sara Medina, con participación de cuatro hijos, de apellido Vieyra, y de un primo, y con la complicidad de dos de sus mujeres y de otra persona. Uno de los Vieyra, Roberto, alias "Chandón", era en 2003 policía de Control Urbano de Tucumán, pero Azucena Márquez dijo haberlo visto varias veces en los burdeles de "Liliana" Medina y sus hijos.

Según Márquez, este grupo no sólo llevaba adolescentes para venderlas en La Rioja –entonces por mil pesos–, sino también a Termas de Río Hondo (Santiago del Estero) y a Río Gallegos. Durante el juicio por Marita Verón también quedaron probadas las conexiones de Milhein con prostíbulos y proxenetas de Río Gallegos.

El tercer grupo, a partir de lo recabado por el ex jefe del D2, dependía de Carlos Alberto Mena, alias "Marcos", quien en 2003 decía ser secretario de un legislador. Mena trabajaba como vigilador privado de la agencia Guards, propiedad del comisario general retirado Luis Amado Díaz, hermano del entonces subsecretario de Seguridad de la provincia, comisario Julio Díaz. Precisamente a Julio Díaz atribuyó Chuchuy Linares el haber entorpecido la investigación para encontrar a Marita Verón. Otro efectivo que daba una mano, en especial para avisar a la red sobre procedimientos policiales, era un hermano de Mariana Bustos (acusada en el caso Verón), quien trabajaba en la Brigada de Investigaciones.
En la provincia de La Rioja quedaron identificados nueve prostíbulos vinculados con la red: siete en la capital, y los restantes en Chilecito y Aimogasta. Tres de la capital –Candy, Candilejas y El Desafío– eran propiedad de Medina y sus hijos, los mellizos Gómez; allí fue vista Marita Verón. Otros dos –Five Star y Buen Estar– habrían pertenecido a cuatro hermanos de apellido Moreno.

En su testimonio, Márquez describió el funcionamiento de un engranaje indispensable en La Rioja: el policía José "Pájaro" Rosas –quien además enviaba a mujeres a distintos puntos del país–, y su hermano, el entonces comisario inspector Antonio Rosas, quien era jefe de la División Homicidios.

"El Pájaro" era entonces pareja de la encargada de un célebre prostíbulo catamarqueño, El Altillo, también integrado a la red. Su hermano comisario era, según Márquez, quien se encargaba de facilitar los pasaportes para que las víctimas de trata pudieran ser sacadas a España. Ése es el destino más probable que pudo haber tenido Marita Verón.

El ex jefe del D2 afirmó que no había recibido ninguna mención de que Rubén "La Chancha" Ale fuera partícipe o integrante de esa red de trata, ni que tuviera "algo que ver" con la desaparicion de Marita. El jueves, ante el tribunal, Chuchuy lo Linares ratificó. Pero también ratificó que uno de los Vieyra –uno los grupos que traficaba adolescentes a La Rioja–, de nombre Arnaldo André, era chofer de la remisería Cinco Estrellas, entonces propiedad de Ale y su ex mujer, María Jesús Rivero (acusada en este juicio).

Sus declaraciones en la instrucción se habían producido el 18 de diciembre de 2003, tres meses antes de que Simón Nieva revelara que Víctor Rivero le había confesado haber secuestrado a Marita por orden de su hermana. Cabe recordar que María Jesús Rivero tiene un hijo con Ale, un año menor que la hija que Ale tuvo con Daniela Milhein (40). Y en febrero pasado, Milhein dijo al tribunal que Ale la había prostituido a los 16 años.
http://www.clarin.com/sociedad/Caso_Marita_Veron-trata-NOA_0_698930347.html

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